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Artículos de la Villa de Espera

Una Semana Especial

 

 

UNA SEMANA ESPECIAL...

 

Dios mío... ay Dios mío... parece mentira que nos encontremos de nuevo en el fin de otro verano y parece mentira que termine tan impresionante corno le hace siempre, con la procesión de nuestro Santísimo. Cristo de la Antigua.

Ese Cristo tan chiquito

Y a la vez tan inmenso,

Esculpido de un naranjo

Y nacido de los cielos.

Que murió en un calvario

En septiembre, nuestro cerro,

Que de Fatetar lo llamaran

Nuestros padre más viejos

*...y llega el primer DOMINGO de septiembre...

...y llegó como llega siempre...

Amaneciendo está y la mecha de un cohete prendida va...

Un cohete que siendo tan insignificante en lo material, hace encoger el alma de todo espereño que lo siente estallar. Ese espereño que en este día tan especial, ,e le escucha rumorear...

- Hoy viene mi Santo Cristo, como todos los años, a visitarme... Dios mío, mi Santo Cristo...

Y mientras pasa ese día, las gentes muestran a la luz de un brillante domingo, lo más profundo de sus sentimientos cristianos. Hay un movimiento en las calles raros, en el barrio de la PANETA se siente a nuestras MARÍAS barrer de un modo un tanto más especial... y de pronto una inmensa nube de telas, alfombras y adornos rojos salpicados de la bendita sangre de Nuestro Señor Jesucristo, se desprenden de ventanas y balcones, para venerar y hacer más suave si cabe, el camino de nuestro Mesías.

- Mamá ¿ dónde me has puesto mis zapatos que me has comprado nuevos, que ya va a salir el Santo: el Cristo de los Espereños...?

 

... comentan los pequeñines, en el comienzo de su caminar por las laderas de la vida...

 

Y una piña de gente, forma el río celestial que discurre en forma de meandro, por unas laderas benditas. Y sobre este río navega lento, como lo hace siempre... llevado a hombros de corazones espereños y escoltados por cuatro angelitos, que procuran protegerlos; y hasta un cristal puro y limpio, que culmina una Urna Sacrosanta, se encarga que no le roce, NI EL VIENTO

*Llega el LUNES y el amanecer de un pueblecito coqueto nos invita a comenzar el día, pero de una forma especial. Especial debido a que nuestro corazón siente que ÉL está aquí, en el pueblo, y esa presencia nos hace sentimos más protegido del pecado que el resto del año entero...

Y todo el que puede, en esa tarde de lunes, sin duda alguna se acerca a nuestra iglesia para rezarle y hablarle cara a cara...

En la iglesia, que está llena a rebosar, nadie le quita ojo, absolutamente nadie, todos quieren quererlo y encenderle una velita rogándole no caer en tentación.

- Hasta mañana Cristo mío... se le escucha al espereño al salir de la parroquia.

·      Se abre el MARTES, y aunque no nos hace pizca de falta, las campanas singulares de nuestro Templo, repica sin cesar el grito de las doce, como creyendo que nos vamos a olvidar que este no es cualquier martes.

Y los claveles ruedan por las calles hacia arriba y hacia abajo entre las manos femeninas de nuestro pueblo, que no quieren dejar de ofrecer enseres naturales a su Altísimo.

Pero la cuestión no es de dejar de verlo y adorarlo, y hay que subir aunque sea para rezarle un Padre Nuestro muy bajito, para que sólo se entere Él.

·      ¿ Ya es MIÉRCOLES?

Ya se nos encoge el alma, pero tan sólo de pensar que poco apoco se está resquebrajando la semana de nuestro Santo Cristo.

El Quinario se llena aun más que el primero y un coro de voces de mujercita enzarzan y adoran a nuestro divino Rey, y los que disponemos de ese momento músico-religioso-divino, no somos capaces de sostener unas lágrimas que se escapan de nuestros ojos, porque ellas tampoco se quieren perder a ese Cristo tan Hermoso.

·        JUEVES y comienza la Velada. Esa Velada tan entrañable para todo aquél, que es de Espera, y para todo el que siéndolo, vive fuera.

La calle de los Toros se hace más larga que nunca, y un mar de bombillas, nos invita caminar por la vida, sintiéndonos más cristianos todavía.

Y hasta el más " borracho " de la noche, no se le quita de la cabeza, que toda esa alegría de la que dispone, se la aporta su Santo Cristo.

·         Venga que ya es VIERNES. Hoy no vamos a trabajar tanto, que estamos en fiesta, y además, hay que preparar la mesa de modo especial que este es el viernes de nuestro Cristo.

En la puerta de la Iglesia, un montón de muchachitos hablan entre sí apoyados a través de sus brazos, en las rodillas, y a esto les dicen la gente al pasar:

¿Que hacéis que no estáis dentro en el Quinario viendo al Santo Cristo?.

Señora es que hemos llegado un poco tarde y dentro ya no se cabe... Cosas de niño pero que sin quererlo, forman parte de la palabra de Dios. y ahí sí que se cabe, ¿verdad?.

·      SÁBADO bendito que amanece radiante. Todo es un revuelo de personas en las calles. Calles más llenas que nunca. Paisanos antiguos no quieren perderse detalle y si sólo pueden arrimarse a su primitivo pueblo un par de días al año por supuesto que lo hacen en este singular fin de semana.

Venga mujer mía, que hoy te invito a comer fuera de casa. Llama a los niños y diles que no piquen nada, que nos vamos a la calle de la Velada a cenar en compañía de nuestra familia espereña.

Y cuando esa noche se va perdiendo, la melancolía nos invade el cuerpo entero como torturándonos diciéndonos:

Mañana se Recoge Nuestro Santo Cristo.

·         Amanece ese DOMINGO y si el primer cohete nos encogía el alma, este del despertar el domingo nos la encoge aun más.

La misa de las doce, es un auténtico hormiguero y hasta una coral quiere entonar himnos de gloria alrededor de todos los tiempos.

Las campanas se vuelven como locas, y la medida de los cohetes ya no es la misma y ahora explota a cada momento.

Las madres abrochan el último botón de esa camisa, nueva por supuesto, de sus hijos que mientras dicen a su madre:

-   Mamá, iré detrás del Santo Cristo hasta que se encierre...

Nuestras madres y abuelas, se compran las velas que seguro que arderá, hasta que a la mano llegue. Y descalzas de malas intenciones el mismo caminar que hizo Cristo con su Cruz a cuesta, y que le conducía a su Divina muerte.

Y ahí va nuestro Stmo. Cristo de la Antigua. Espera, al son de una banda que les deja caer sus cordones de notas musicales, que también quieren tocarlo a través de las melodías y los niños se van adelantando al Cristo hasta la siguiente curva de ladera, para tropezarse una y otra vez cara a cara con ÉL. Y un inmenso manto humano lo escolta a su espalda rezándole sin cesar en lo más íntimo de sus entrañas.

Nuestro Cristo ya está dándose la vuelta para recordarnos que ÉL no se va, si no que siempre se encuentra entre nosotros.

Aunque a muchos nos gustaría arrancarnos a cantarle algo a Nuestro Santo Cristo en ese preciso momento, la respuesta está en el espereño, que del nudo que sostiene en su garganta en ese instante no puede ni entrelazar una palabra si quiera.

La banda interpreta " La Saeta " y nuestro corazón ya se va a salir del todo, y ÉL ya se va alejando más y más de nuestras miradas y acercándose más y más a nuestros corazones.

Novios y matrimonio presionan sus manos unidas con más fuerza que nunca; y al espereño que le queda un poco de fuerza, desprende de su garganta rota:

¡VIVA EL SANTO CRISTO DE LA ANTIGUA!

...Ay Dios mío que tendrá esa semana, tan entrañable para todo el espereño...

AUTOR:

Francisco Miguel González Fernández

         

 

 

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@ Antonio Durán Azcárate. 2001  - 2007  Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA