A DON MARIO GARRIDO TRONCOSO

He conocido a bastantes personas a lo largo de mis muchos años en este pueblo. Algunas han llamado poderosamente mi atención y entre ellas está la figura de Mario Garrido Troncoso. Hombre honesto, cabal, serio, parco en palabras y sin embargo buen conversador; pero, especialmente para mí, magnífico ejemplo de superación sobre la incomprensión e ira que a veces destrozan nuestra convivencia.

A él, por todo lo dicho anteriormente y por su preocupación por la cultura y tradición de este nuestro pueblo, le dedico este minúsculo homenaje en el que incluyo a su queridísima esposa, pues no hay hombre extraordinario sin una gran mujer a su lado.

-    Mario .- iQué difícil es la vida a veces, Carmencita! ¡cuántas contradicciones conlleva! Mi alma se rebela por culpa del pasado; pero el corazón, enigmático hacedor de la incongruencia, me empuja hacia tí. Quiero reflejarte mi ánimo con estos breves versos:

Tristes, sombríos son mis sueños;

pálido, roto el despertar;

largo el sendero hasta mi amada;

lento mi pobre caminar.

Cuidados ocultos sufro con calma,

nubarrones densos llevo prendidos,

huracanes bruscos a ti debidos,

llenando de pena y pobreza mi alma.

-  Carmencita.- Carmencita "la fe de dor Migué" me llaman, mi amor. Yo prometo amarte y respetarte durante toda la vida y... después de la muerte. Tus problemas y amarguras míos también serán y toda mi fuerza la dedicaré a ti y a los frutos de este nuestro amor. También yo quiero dedicarte estos versos:

Recojo flores sencillas

de pétalos frescos, sanos,

para ti, mi amor, reunidas

en tupido y denso ramo.

-    Mario .- Ya han pasado vida mía bastantes años. La paz, la serenidad y la tranquilidad llenan nuestra asistencia. Todo ya olvidarlo y nuestros hijos creciendo sanos iBendito el día que comenzamos! Más una cosa no ha cambiado: Carmencita, sigues igual de celosa: