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REVISTA DEL CRISTO 2009

Cuando me propusieron que escribiera algo acerca de mis vivencias y mi experiencia con el Santísimo Cristo de la Antigua, lo primero que pensé fue que seguramente había muchísima gente más devota que yo, y que tendría más que decir al respecto, pero entonces también me dije "bueno así al menos habrá una opinión de alguien que no vive esta devoción tan de cerca".

A lo largo de mi vida, durante las fiestas patronales, siempre procuraba ver, aunque fuese solo un ratito, la imagen de nuestro Santo Patrón; pero era más por la educación que recibí en mi casa que porque realmente sintiese un fervor especial hacia esa imagen.

Sin embargo, siempre que la veía, reconozco que sentía una emoción especial al observarla que me hacía sentir orgulloso de ser espereño. En los últimos años, sin embargo, me estoy obligando a acompañar al Santísimo Cristo en la subida, que me hace sentirme más identificado con mi pueblo; y es algo que voy convirtiendo en una obligación.

Creo que lo más importante que tiene nuestro Patrón es que a todos los espereños, desde el que siente más devoción al que menos, cuando nos ocurre alguna desgracia, siempre viene a nuestro pensamiento esa imagen del  Santísimo Cristo y con todas nuestras fuerzas le pedimos que las cosas mejoren, teniendo en esos momentos todos la misma fe, y en esos momentos de flaqueza, gracias a esa imagen vamos recobrando fuerzas; y, cuando estamos más desesperanzados, vuelve a renacer la esperanza dentro de nosotros; entonces pensamos que, al fin y al cabo, mañana será otro día, que las cosas pueden mejorar y nos sentimos mejor viendo las cosas de otra forma.

Esa es, creo yo, la verdadera fuerza que tiene nuestro Patrón, que nos hace ver que después de todo, aunque haya tiempos malos, pasarán y vendrán tiempos mejores. Eso nos ayuda a ir pasando el día a día con más esperanza y fuerza de lo que haríamos si no tuviésemos esa imagen en la que refugiarnos cuando las desgracias nos acechan. Por eso, sin duda, conforme nos vamos haciendo mayores, los espereños nos vamos haciendo más devotos del Santísimo Cristo. Ayudándonos la fe a soportar mejor las penas, y todo esto, sin pedirnos nada a cambio, tan solo, que cuando lleguen las fiestas patronales y sale a la calle, al menos durante una semana, lo acompañemos y sigamos con la misma devoción que con la que Él nos acompaña a los espereños durante todo el año.

Carlos Alberto Romano

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@ Antonio Durán Azcárate. 2001  - 2009  Espera ( Cádiz ) ANDALUCÍA - ESPAÑA