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Fiestas del Santo Cristo 2008
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Bajo la recia mirada de Fatetar
		
		
		Los 
		caminos aún serpean 
		
		como en la noche de 
		los tiempos por 
		las ondulaciones de 
		la serranía, para 
		llevar al viajero 
		por la carretera que une las Cabezas de San 
		Juan y 
		Villamartín (A-371), hasta la localidad 
		gaditana de Espera, 
		en la ruta de los 
		pueblos blancos, 
		después de 
		atravesar un mar de mieses y olivares, 
		extensos cuadros "vangoghnianos" 
		rebosantes de 
		girasoles y unos pagos teñidos de humedales 
		y de historia, con abundantes restos 
		arqueológicos legados 
		por las distintas culturas que poblaron el
		enclave desde 
		la más remota antigüedad.
		
		Al adentrarse en el encalado 
		
		callejero, el visitante comienza un
		
		estimulante recorrido por las 
		
		empinadas cuestas 
		que suben hasta 
		el Castillo de 
		Fatetar (Siglos XIII-XV), 
		un baluarte 
		defensivo que domina la 
		población desde lo 
		alto, entre peñas y murallas, entre las que 
		destaca la 
		ermita de la fortaleza (en cuyo interior se 
		venera la imagen del Santísimo Cristo de la Antigua, patrón de la 
		localidad) así como la Torre del Homenaje, desde donde se divisa una 
		panorámica de vértigo, bajo el vuelo rasante de una columna de aves, 
		como únicos pobladores del lugar.
		
		Cuenta la leyenda que el rey Hespero, fundador del pueblo y gran 
		
		aficionado a la astronomía, mandó 
		construir un 
		Castillo en el monte para
		
		poder observar el firmamento. Pero, 
		
		un día, a fuerza de contemplarlo 
		
		acabó convirtiéndose en una 
		
		estrella, Vesper-Venus, (lucero del 
		atardecer). Allí, 
		aparecieron 
		utensilios neolíticos, restos de la 
		época turdetana, de 
		los romanos y 
		visigodos. Tras la 
		conquista 
		musulmana, se construyó el Castillo 
		árabe por orden de 
		Abderramán III 
		en el año 914. Los 
		cristianos lo 
		utilizaron con 
		posterioridad como 
		defensa en su lucha 
		contra los 
		moros, y antes de 1539 fue cedido a 
		la Iglesia de 
		Espera, instalándose allí la antigua 
		Parroquia.
		
		Sin embargo, los espereños 
		
		al asentarse a los pies de la fortaleza, 
		construirán una 
		nueva Parroquia en la ladera, dedicada a 
		Santa María de 
		Gracia en el año 
		1560, bajo la 
		dirección de Hernán Ruiz II, maestro 
		de obras de la 
		catedral de Sevilla. En 
		el edificio, 
		simbiosis de estilo 
		renacentista y 
		barroco, se conserva, 
		entre otras 
		reliquias un Crismón 
		Cristiano, piedra 
		hecha de barro 
		cocido (S. IV - V d. 
		C), que posiblemente fue hallado en el yacimiento 
		de Carissa Aurelia. 
		En él vienen inscritas las letras Alfa y Omega 
		(principio y fin) y 
		un círculo, en cuyo 
		interior viene 
		representado un pez, 
		símbolo de los 
		cristianos en aquella época.
		
		Resulta interesante visitar, 
		
		en el centro urbano, el museo 
		
		arqueológico municipal, ubicado en 
		
		la antigua casa solariega de la calle 
		Libertad, albergando 
		una valiosa 
		colección de piezas encontradas en 
		las ciudades 
		ibero-romanas, de 
		Carissa Aurelia y 
		Esperilla, en el término espereño. 
		Continuando el
		
		
		paseo por la calle Veracruz se llega a 
		
		la Casa de la Cilla o Molino de los 
		
		Diezmos y Primicias, un edificio 
		
		típicamente andaluz del siglo XVIII, 
		construido por la 
		Iglesia para recoger 
		los diezmos y 
		primicias a los 
		campesinos y que 
		después funcionó como almazara hasta el año 
		2007.
		
		Entre los atractivos 
		
		naturales, el excursionista 
		
		encontrará en la carretera de las 
		
		Cabezas de San Juan (CA- 4412), el 
		complejo endorreico 
		de Espera, a 
		escasos kilómetros de la población, 
		un espacio de alto 
		valor ecológico de 59 hectáreas, en el que 
		se ubica un 
		conjunto de humedales con 
		vegetación y fauna 
		propia (lagunas Salada de Zorrilla, Dulce 
		de Zorrilla y Hondilla), donde los amantes de la 
		naturaleza pueden 
		disfrutar del 
		senderismo, entre suaves cerros y colinas, 
		por caminos dedicados a la 
		observación de aves 
		acuáticas, -en 
		esta época del año, 
		se pueden 
		divisar flamencos-, y por rutas de visitas 
		a los interesantes yacimientos arqueológicos. En este itinerario es
		imprescindible 
		saborear los ricos platos de alboronia, las 
		cabrillas con tomate o los guisos de espárragos, 
		acompañados con 
		aceitunas 
		aliñadas, que podrán endulzarse con 
		los borrachos y 
		rosquetes además de los calóricos molletes 
		de Espera.
José Manuel Brazo Mena
Publicado en ABC de Sevilla 
el 14 de junio de 2008
       
 
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