El Alfa y Omega de la Navidad

Seguro que llevamos ya varias semanas oyendo villancicos, viendo anuncios de juguetes, de perfumes y el de alguna que otra compañía de cava, parece que nuestra Navidad, año tras año se va adelantando un poco más, como si fuese un efecto colateral del cambio climático; A mi me gusta la Navidad, pero ... en su tiempo, ¡cómo sigamos así la juntamos con la celebración de los Santos!, vestiremos a D. Juan Tenorio de Papa Noel y comeremos turrón sabor a castañas asadas.

¿Cuando empieza la Navidad?, la respuesta la debería responder cada uno, pero os voy a contar cuando empezaba la Navidad mas o menos para mí.

Cuando era pequeño la Navidad empezaba cuando veía a mi Padre ir a cantar con el coro de campanilleros que por aquel entonces dirigía mi Tío Mario, alguna que otra noche los acompañaba y veía cuando algún vecino salía de su casa con una caja de polvorones y una botella de anís para invitar a quienes amenizaban las noches navideñas, incluso viajé con ellos en algún certamen de campanilleros y vi como dejaban, con su saber estar, bien alto el nombre de Espera; el escuchar esas canciones me transportaba automáticamente a los olores, a los sabores y a los recuerdos del año anterior.

Empezaba la Navidad cuando veía a mi madre adornar la casa con espumillones, guirnaldas, luces, con el portal de Belén, oler el lentisco  ... y veía en mi casa turrones, mantecados, polvorones, alfajores, mazapanes,... y no me preocupaba coger los kilos que hicieran falta.

No es que no empiece la Navidad cuando llegan todas estas cosas, pero poco a poco se le van añadiendo nuevos matices, como cuando uno crece y empieza a salir con los amigos y seguíamos la tradición tan espereña de hacer clubs; el ir a buscar un sitio que nos lo dejasen, el buscar cañas, cartones de huevo para ponerlos por las paredes, el forrar de bolsas de basura y posters las paredes....

Año tras año, le vamos poniendo nuevos matices a la celebración de las fiestas, procurando siempre mantener el carácter familiar de las mismas.

Una cosa siempre es clara, cuando terminan las Navidades; No terminaban cuando en la tarde del cinco de enero cogía una bolsa de la tienda para recoger caramelos y tras mostrar con orgullo cuantos había cogido cenaba y me acostaba temprano para recibir los regalos de los Reyes Magos. Regalos que me llenaban de ilusión y alegría, quedaba algo, quedaba el Maratón del Pavo.

Afortunado somos los espereños de poder poner fin a las Navidades con este acto.

Maratón que corrí en las categorías infantil y juvenil y en la que disfrutaba viendo correr a muchos corredores, algunos con renombre internacional.

Ahí es donde termina la Navidad, cuando el último pavo se entrega como premio.

Aprovecho para desearos a todos Feliz Navidad y un próspero 2009.

Apéndice: Me permito la licencia, porque lo es justa y porque se lo merecen, de recordar la Memoria tanto de mi Tío Mario que tanto hizo por los campanilleros de nuestro pueblo como de mi buen amigo Ángel Gutiérrez, corredor incombustible, que tantas y tantas veces corrió nuestro Maratón. D.E.P.

  

- Juan Cristóbal García Garrido-